وَمَثَلُ الَّذِينَ يُنفِقُونَ أَمْوَالَهُمُ ابْتِغَاء مَرْضَاتِ اللّهِ وَتَثْبِيتًا مِّنْ أَنفُسِهِمْ كَمَثَلِ جَنَّةٍ بِرَبْوَةٍ أَصَابَهَا وَابِلٌ فَآتَتْ أُكُلَهَا ضِعْفَيْنِ فَإِن لَّمْ يُصِبْهَا وَابِلٌ فَطَلٌّ وَاللّهُ بِمَا تَعْمَلُونَ بَصِيرٌ
﴿٢٦٥﴾
Julio Cortes
Quienes gastan su hacienda por deseo de agradar a Alá y por su propio fortalecimiento son semejantes a un jardín plantado en una colina. Si cae sobre él un aguacero, da fruto doble; si no cae, rocío. Alá ve bien lo que hacéis.
Raúl González Bórnez
Pero, aquellos que gastan de su riqueza por deseo de agradar a Dios y edificación de su propia alma, son como un jardín en una colina. Cae sobre él un aguacero y da de frutos el doble. Y si no le cae la lluvia lo hace el rocío. Y Dios observa lo que hacéis.
Muhammad Isa García
El ejemplo de quienes contribuyen con sus bienes materiales anhelando complacer a Dios y por la certeza de ser recompensados, es como el de una huerta que se encuentra sobre una colina [alta y fértil], a la que le cae una lluvia copiosa y duplica sus frutos. Y si no, una llovizna le basta [para dar frutos]. Sepan que Dios ve lo que hacen.