وَمَا أَرْسَلْنَا فِي قَرْيَةٍ مِّن نَّبِيٍّ إِلاَّ أَخَذْنَا أَهْلَهَا بِالْبَأْسَاء وَالضَّرَّاء لَعَلَّهُمْ يَضَّرَّعُونَ
﴿٩٤﴾
Julio Cortes
No enviamos a ningún profeta a ciudad que no infligiéramos a su población miseria y desgracia -quizás, así se humillaran-,
Raúl González Bórnez
No hemos enviado a ciudad alguna un profeta sin hacer que su gente padeciese dificultades y males, para que, quizá así, fuesen humildes.