يَا أَيُّهَا النَّاسُ ضُرِبَ مَثَلٌ فَاسْتَمِعُوا لَهُ إِنَّ الَّذِينَ تَدْعُونَ مِن دُونِ اللَّهِ لَن يَخْلُقُوا ذُبَابًا وَلَوِ اجْتَمَعُوا لَهُ وَإِن يَسْلُبْهُمُ الذُّبَابُ شَيْئًا لَّا يَسْتَنقِذُوهُ مِنْهُ ضَعُفَ الطَّالِبُ وَالْمَطْلُوبُ
﴿٧٣﴾
Julio Cortes
¡Hombres! Se propone una parábola. ¡Escuchadla! Los que invocáis en lugar de invocar a Alá serían incapaces de crear una mosca, aun si se aunaran para ello. Y, si una mosca se les llevara algo, serían incapaces de recuperarlo. ¡Qué débiles son el suplicante y el suplicado!
Raúl González Bórnez
¡Oh, gentes! Se os pone un ejemplo ¡Escuchadle!: «En verdad, aquellos que invocáis en lugar de Dios no crearían ni una mosca aunque se reuniesen todos para ello y si una mosca se llevara algo de ellos no podrían recuperarlo.» ¡Qué débiles el pretendiente y el pretendido!
Muhammad Isa García
¡Oh, gente! Se les expone un ejemplo, presten atención: Aquellos [ídolos] que invocan en vez de Dios no podrían crear ni una mosca, aunque todos se reunieran para ello. Y si una mosca les quitara algo [a los ídolos], ellos no podrían impedirlo. ¡Qué débil es el que invoca y qué débil es el invocado!