مَا كَانَ لِبَشَرٍ أَن يُؤْتِيَهُ اللّهُ الْكِتَابَ وَالْحُكْمَ وَالنُّبُوَّةَ ثُمَّ يَقُولَ لِلنَّاسِ كُونُواْ عِبَادًا لِّي مِن دُونِ اللّهِ وَلَكِن كُونُواْ رَبَّانِيِّينَ بِمَا كُنتُمْ تُعَلِّمُونَ الْكِتَابَ وَبِمَا كُنتُمْ تَدْرُسُونَ
﴿٧٩﴾
Julio Cortes
No está bien que un mortal a quien Alá da la Escritura, el jucio y el profetismo, vaya diciendo a la gente: «¡Sed siervos míos y no de Alá!» Antes bien: «¡Sed maestros, puesto que enseñáis la Escritura y la estudiáis!»
Raúl González Bórnez
No es apropiado de un ser humano al que Dios entrega la Escritura [Sagrada], el juicio y la profecía que luego diga a la gente: «Sed mis siervos en lugar de [siervos de] Dios», sino [más bien que les diga]: «Sed espirituales ya que enseñáis la Escritura [Sagrada] y la estudiáis.»
Muhammad Isa García
No es concebible que una persona a quien Dios concede el Libro, la sabiduría y la profecía, diga a la gente: "Ríndanme culto a mí, no a Dios"; [una persona así] dirá: "Sean gente de Dios ilustrados en su religión, que [practican y] enseñan el Libro tal como lo han aprendido".