ضَرَبَ اللّهُ مَثَلاً عَبْدًا مَّمْلُوكًا لاَّ يَقْدِرُ عَلَى شَيْءٍ وَمَن رَّزَقْنَاهُ مِنَّا رِزْقًا حَسَنًا فَهُوَ يُنفِقُ مِنْهُ سِرًّا وَجَهْرًا هَلْ يَسْتَوُونَ الْحَمْدُ لِلّهِ بَلْ أَكْثَرُهُمْ لاَ يَعْلَمُونَ
﴿٧٥﴾
Julio Cortes
Alá propone un símil: un esclavo, propiedad de otro, incapaz de nada, y un hombre a quien Nosotros hemos proveído de bello sustento, del que da limosna, en í secreto o en público. ¿Son, acaso, iguales? ¡Alabado sea Alá! Pero la mayoría no saben.
Muhammad Isa García
Dios les expone un ejemplo [para que reflexionen]: ¿Puede equipararse un [incrédulo] esclavo [de sus pasiones] que carece de todo poder, con [un creyente] a quien le he concedido un sustento generoso y hace caridades en privado y en público? [¿Cómo pueden entonces comparar al Creador con los seres creados?] ¡Alabado sea Dios! La mayoría de la gente no reflexiona.