فَلَمَّا قَضَيْنَا عَلَيْهِ الْمَوْتَ مَا دَلَّهُمْ عَلَى مَوْتِهِ إِلَّا دَابَّةُ الْأَرْضِ تَأْكُلُ مِنسَأَتَهُ فَلَمَّا خَرَّ تَبَيَّنَتِ الْجِنُّ أَن لَّوْ كَانُوا يَعْلَمُونَ الْغَيْبَ مَا لَبِثُوا فِي الْعَذَابِ الْمُهِينِ
﴿١٤﴾
Julio Cortes
Y cuando decretamos su muerte, no tuvieron más indicio de ella que la carcoma, que se puso a roer su cayado. Y, cuando se desplomó, vieron claramente los genios que, si hubieran conocido lo oculto, no habrían permanecido tanto tiempo en el humillante castigo.
Raúl González Bórnez
Y, cuando decretamos para él la muerte, nada les indicó su muerte excepto un animal de la tierra que se comió su bastón. Así pues, cuando él cayó, se les hizo claro a los genios que si hubieran tenido conocimiento de lo que está oculto a los sentidos no habrían permanecido en el castigo humillante.
Muhammad Isa García
Cuando decreté para él que muriera, no les advirtió de su muerte sino un insecto de la tierra que carcomió su bastón, y cuando [Salomón] se cayó, se hizo evidente [para la gente] que si los yinnes hubieran tenido conocimiento de lo oculto, no habrían permanecido en el castigo humillante [de seguir trabajando].