قُلِ ادْعُوا الَّذِينَ زَعَمْتُم مِّن دُونِ اللَّهِ لَا يَمْلِكُونَ مِثْقَالَ ذَرَّةٍ فِي السَّمَاوَاتِ وَلَا فِي الْأَرْضِ وَمَا لَهُمْ فِيهِمَا مِن شِرْكٍ وَمَا لَهُ مِنْهُم مِّن ظَهِيرٍ
﴿٢٢﴾
Julio Cortes
Di: «Invocad a los que, en lugar de Alá, pretendéis. No pueden el peso de un átomo en los cielos ni en la tierra, ni tienen allí participación, ni Él encuentra en ellos ayuda.
Raúl González Bórnez
Di: «¡Invocad a quienes vosotros pensáis que son dioses en lugar de Dios! Ellos no poseen ni el peso de un átomo en los cielos ni en la Tierra, ni tienen parte en ambos, ni ninguno de ellos es Su ayudante.»
Muhammad Isa García
Diles [¡oh, Mujámmad! a los idólatras]: "Invoquen a quien quieran en lugar de Dios, pero sepan que los ídolos no pueden [beneficiar ni perjudicar] ni siquiera en el peso de una partícula, tanto en los cielos como en la Tierra, ni tienen participación alguna [en el poder divino], ni tampoco Él tiene ayudantes de entre ellos".