وَمَا كَانَ صَلاَتُهُمْ عِندَ الْبَيْتِ إِلاَّ مُكَاء وَتَصْدِيَةً فَذُوقُواْ الْعَذَابَ بِمَا كُنتُمْ تَكْفُرُونَ
﴿٣٥﴾
Julio Cortes
Su azalá en la Casa no consiste más que en silbidos y palmas. «¡Gustad, pues, el castigo merecido por no haber creído!»
Raúl González Bórnez
Su oración ante La Casa no es otra cosa que silbidos y palmas. ¡Saboread, pues, el castigo por ocultar la Verdad!